La alimentación tiene un rol fundamental en la recuperación física y de tu metabolismo tras una enfermedad o cirugía. En estos contextos, el cuerpo necesita más energía y nutrientes, para reparar tejidos y disminuir la inflamación, restaurando el funcionamiento normal del cuerpo. Sin una nutrición adecuada, la recuperación puede verse comprometida, aumentando las complicaciones y generando pérdida de musculatura.

Mujer en proceso de Recuperación¿Por qué cambia la necesidad nutricional durante la recuperación?

Según las guías clínicas de la European Society for Clinical Nutrition and Metabolism (ESPEN) y la American Society for Parenteral and Enteral Nutrition (ASPEN), el cuerpo entra en un estado hipercatabólico frente al estrés fisiológico cuando estamos enfrentando una recuperación, o sea, empieza a gastar más energía por algún problema de salud. Este estado se produce ya que el cuerpo altera la forma en la que procesa los carbohidratos y grasas, además de requerir más energía para reparar tejidos y evitar la pérdida de proteínas en los músculos. (1). Esto se puede ver, por ejemplo, después de una cirugía mayor, una infección, una hospitalización larga o cuando hay fiebre y deshidratación.

Además, durante la fase más aguda de la recuperación puede haber inapetencia, náuseas o síntomas digestivos que dificultan alcanzar una buena alimentación, generando riesgo de desnutrición si no se aborda precozmente (2).

Nutrientes clave para la reparación y recuperación

Existen ciertos nutrientes con una fuerte evidencia y que han sido identificados como fundamentales en la recuperación post-enfermedad o post-operatoria:

  • Proteínas: Son esenciales para la síntesis de colágeno, la cicatrización de tejidos y la preservación de masa muscular. Las guías ESPEN recomiendan entre 1.2 y 2.0 g/kg/día de proteína para adultos en recuperación, dependiendo de la severidad del caso (3).
  • Energía suficiente: Sin un adecuado aporte calórico, el cuerpo utiliza proteínas como fuente energética, haciendo que la regeneración se dificulte. Las recomendaciones varían entre 25-35 kcal/kg/día en la mayoría de los pacientes clínicos (4).
  • Omega-3 (EPA y DHA): En algunos casos, especialmente en cirugías digestivas o pacientes con respuesta inflamatoria exagerada, los omega-3 pueden modular la inflamación y mejorar parámetros inmunológicos (5).
  • Zinc y vitamina C: Son vitaminas y minerales que ayudan en el proceso de cicatrización y sístema innmune. Si bien no se recomienda su suplementación universal, es fundamental asegurar su aporte a través de los alimentos basado en las necesidades de cada persona (6).
  • Vitamina D: Tiene que ver con el sístema inmune y la fuerza muscular, debe mantenerse dentro de rangos normales, especialmente en pacientes hospitalizados o con movilidad reducida (7).

¿Qué alimentos priorizar durante la recuperación?

Una dieta con todos los nutrientes y de fácil digestión es clave en esta etapa. Estas son recomendaciones generales respaldadas por guías clínicas para pacientes ambulatorios en recuperación:

  • Fuentes de proteína de alta calidad: huevos, pescado, pollo, pavo, legumbres cocidas con cereales, lácteos fermentados como yogur o kéfir si no hay inmunosupresión.

  • Verduras cocidas o al vapor: aportan fibra soluble, antioxidantes y micronutrientes sin irritar el tracto digestivo.

  • Frutas suaves o cocidas: como plátano, manzana, pera, durazno.

  • Grasas saludables: aceite de oliva extra virgen, palta, nueces molidas o mantequillas naturales de frutos secos.

  • Hidratación constante: agua, infusiones suaves, caldos naturales bajos en sodio.

Cuidados prácticos al reintroducir la alimentación

Durante los primeros días post-enfermedad o tras el alta hospitalaria, es importante:

  • Comer porciones pequeñas, frecuentes y bien toleradas.
  • Evitar alimentos ultraprocesados, altos en grasa o con mucha fibra.
  • Progresar desde preparaciones más blandas o livianas hacia una alimentación completa.
  • Consultar con un nutricionista si se sospechan síntomas digestivos persistentes, pérdida de peso involuntaria o bajo apetito por más de 5 días.

¿Es necesario un suplemento nutricional?

Las guías clínicas recomiendan evaluar el uso de suplementos orales (como módulos proteicos, suplementos hipercalóricos o mixtos) solo si el paciente no logra cubrir sus recesidades con la alimentación habitual. El uso de suplementos debe estar supervisado por un profesional de salud capacitado, nunca automedicado (8).

Conclusión

La nutrición durante la recuperación no es un detalle menor: es un factor terapéutico clave. Asegurar un buen aporte de energía, proteínas, vitaminas y minerales específicos puede marcar la diferencia entre una recuperación prolongada y una exitosa. Con estrategias prácticas, acompañamiento profesional, es posible apoyar al cuerpo de forma segura y eficaz en el proceso de sanar.

Bibliografía:

  1. McClave, S. A., Taylor, B. E., Martindale, R. G., Warren, M. M., Johnson, D. R., Braunschweig, C., … & the ASPEN Board of Directors. (2016). Guidelines for the provision and assessment of nutrition support therapy in the adult critically ill patient: Society of Critical Care Medicine and American Society for Parenteral and Enteral Nutrition. Journal of Parenteral and Enteral Nutrition, 40(2), 159–211. https://doi.org/10.1177/0148607115621863
  2. Singer, P., Blaser, A. R., Berger, M. M., Alhazzani, W., Calder, P. C., Casaer, M. P.,& van Zanten, A. R. H. (2019). ESPEN guideline on clinical nutrition in the intensive care unit. Clinical Nutrition, 38(1), 48–79. https://doi.org/10.1016/j.clnu.2018.08.037
  3. Deutz, N. E. P., Bauer, J. M., Barazzoni, R., Biolo, G., Boirie, Y., Bosy-Westphal, A.,& Singer, P. (2014). Protein intake and exercise for optimal muscle function with aging: Recommendations from the ESPEN Expert Group. Clinical Nutrition, 33(6), 929–936. https://doi.org/10.1016/j.clnu.2014.04.007
  4. Weimann, A., Braga, M., Carli, F., Higashiguchi, T., Hübner, M., Klek, S., Laviano, A., Ljungqvist, O., Lobo, D. N., Martindale, R. G., Waitzberg, D., Bischoff, S. C., & Singer, P. (2021). ESPEN practical guideline: Clinical nutrition in surgery. Clinical Nutrition, 40(7), 4745-4761. https://doi.org/10.1016/j.clnu.2021.03.031
  5. Calder, P. C. (2017). Omega-3 fatty acids and inflammatory processes: from molecules to man. Biochemical Society Transactions, 45(5), 1105–1115. https://doi.org/10.1042/BST20160474
  6. FAO/WHO. (2004). Vitamin and mineral requirements in human nutrition (2nd ed.). World Health Organization. https://www.who.int/publications/i/item/9241546123
  7. Bouillon, R., Marcocci, C., Carmeliet, G., Bikle, D., White, J. H., Dawson-Hughes, B., … & Lips, P. (2019). Skeletal and extra-skeletal actions of vitamin D: Current evidence and outstanding questions. Endocrine Reviews, 40(4), 1109–1151. https://doi.org/10.1210/er.2018-00126
  8. Volkert, D., Beck, A. M., Cederholm, T., Cereda, E., Cruz-Jentoft, A., Goisser, S., … & Streicher, M. (2019). ESPEN guideline on clinical nutrition and hydration in geriatrics. Clinical Nutrition, 38(1), 10–47. https://doi.org/10.1016/j.clnu.2018.05.024