Tu sistema digestivo no funciona igual cuando tienes 5, 25 o 70 años. A lo largo de la vida, la digestión tiene varios cambios naturales que pueden afectar la forma en que absorbemos nutrientes, toleramos ciertos alimentos o sentimos hambre y saciedad. Adaptar la alimentación a cada etapa no se trata solo de cantidad o calorías, sino de calidad y funcionalidad digestiva. En este blog revisaremos cómo cambia la digestión con la edad y qué ajustes alimentarios puedes hacer en cada etapa para mantener una buena salud digestiva y nutricional.
Digestión en la infancia: un sistema aún en desarrollo
Durante los primeros años de vida, el sistema digestivo y la digestión están en maduración. Las enzimas digestivas (como la lactasa o la amilasa) aún no están completamente desarrolladas en algunos bebés, lo que podría explicar ciertas intolerancias transitorias, como la dificultad para digerir lactosa o ciertos almidones (1).
Además, la microbiota intestinal se está estableciendo y es altamente sensible a los estímulos ambientales, como la lactancia materna, la introducción de alimentos y el uso de antibióticos. Una microbiota saludable en esta etapa es clave para la maduración del sistema inmune y la prevención de alergias alimentarias (2).
En esta etapa se recomienda:
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Favorecer lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses.
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Introducir alimentos de forma progresiva y segura.
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No dar alimentos ultraprocesados desde temprana edad.
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Promover alimentos con fibra soluble natural, como frutas cocidas.
Adolescencia y adultez joven: alta demanda y cambios hormonales
Durante la adolescencia, el cuerpo experimenta un crecimiento rápido y cambios hormonales que afectan el apetito, la motilidad intestinal y la regulación del peso. Además, las dietas irregulares, saltarse comidas o el consumo excesivo de snacks pueden provocar molestias digestivas como reflujo, distensión o estreñimiento funcional (3). La microbiota también puede verse alterada por el estrés académico, la mala calidad del sueño o el inicio del consumo de alcohol y cafeína, todos factores comunes en esta etapa.
Recomendaciones clave:
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Mantener horarios regulares de comida.
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Incluir alimentos ricos en fibra (avena, legumbres, frutas con cáscara).
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Evitar ayunos muy prolongados o atracones nocturnos.
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Cuidar la hidratación y la actividad física.
Adultez media: adaptación al metabolismo y al ritmo de vida
En la adultez media (entre los 35 y 60 años), la tasa metabólica comienza a disminuir progresivamente, y con ello también la tolerancia a comidas muy grasas, frituras o excesos de azúcar. Aparecen con más frecuencia síntomas como reflujo, digestión lenta, o una sensación de pesadez después de comer (4). El tránsito intestinal puede volverse más lento, especialmente si disminuye la actividad física o baja la ingesta de líquidos y fibra.
¿Cómo adaptar la alimentación?
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Priorizar comidas fáciles de digerir: cocidas, al vapor, sin exceso de grasas
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Fraccionar las comidas si hay sensación de plenitud rápida
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Evitar cenar muy tarde o acostarse inmediatamente después de comer
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Incluir Prebióticos y probióticos si hay síntomas digestivos leves
Vejez y tercera edad: una digestión más vulnerable
Con el envejecimiento, se producen múltiples cambios que afectan la digestión y absorción de nutrientes:
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Disminuye la secreción de ácido clorhídrico en el estómago (hipoclorhidria), lo que afecta la absorción de hierro, Vitamina B12 y calcio
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Aumenta la prevalencia de disfagia (dificultad para tragar), estreñimiento y atrofia de las papilas gustativas
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Puede haber menor producción de enzimas digestivas pancreáticas (5)
Además, muchos adultos mayores toman medicamentos que pueden alteran la microbiota intestinal o la motilidad, lo que genera que aumenten más los síntomas digestivos.
Recomendaciones principales:
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Preocuparse por una buena masticación (adaptar textura si es necesario).
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Comer porciones pequeñas y frecuentes.
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Priorizar alimentos ricos en nutrientes: huevos, pescados, yogurt, frutas blandas.
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Evaluar con profesional la necesidad de suplementos si hay déficits confirmados.
Mynu: tu digestión también cambia, y nosotros lo tenemos en cuenta
En Mynu entendemos que no existe una sola “dieta ideal” para todos, y mucho menos para todas las edades. Por eso, nuestros planes alimenticios no solo consideran tus requerimientos nutricionales, sino también tu etapa de vida, tu genética, tus síntomas digestivos y tu estilo de vida actual. A través de nuestra tecnología y acompañamiento profesional, puedes tener una guía personalizada que evoluciona contigo y se adapta a lo que tu cuerpo necesita en cada momento.
Conclusión
Nuestra digestión cambia con el tiempo, y eso no es algo malo, sino natural. Reconocer esos cambios y hacer pequeños ajustes en la forma de comer puede marcar una gran diferencia en cómo nos sentimos día a día. No se trata de seguir reglas estrictas, sino de aprender a escuchar el cuerpo y adaptar la alimentación de forma inteligente y consciente.
Bibliografía
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