Reflujo Gastroesofágico: Qué Comer para Aliviarlo

Sentir acidez, que te arda o tener esa incómoda sensación de que la comida “te sube” por el esófago es bastante común. El reflujo gastroesofágico afecta a millones de personas en todo el mundo, y aunque los medicamentos son útiles, la alimentación es una herramienta básica y, a veces, subestimada para poder controlar sus síntomas. En este blog te explicamos qué dice la evidencia y cómo hacer cambios efectivos sin caer en mitos.

Estomago con reflujo¿Qué es el reflujo gastroesofágico?

El reflujo pasa cuando el contenido que está en el estómago (incluyendo ácidos y enzimas digestivas) regresa hacia el esófago, generando una sensación de ardor que se conoce como pirosis. Esto se produce cuando el esfínter (que controla la separación entre el estómago y el esófago) se encuentra débil y permite esa conexión (1).

Si bien es normal tener algunos episodios aislados, cuando el reflujo se genera constantemente se habla de enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE), estos casos pueden afectar la calidad de vida de la persona e incluso dañar el interior del esófago.

Alimentación y reflujo: ¿Qué dice la ciencia?

Se ha visto relación entre algunos alimentos y hábitos con mayor riesgo de generar reflujo. Por ejemplo, comidas muy grandes, un consumo alto de grasa, cafeína, alcohol o alimentos picantes se asocian con mayor presión dentro del abdomen o relajación del esfínter esofágico, lo que favorece el reflujo (2).

En cambio, una dieta rica en vegetales, frutas no muy cítricas, legumbres y alimentos integrales se ha asociado con menor frecuencia de síntomas, especialmente si se combina con otros factores de estilo de vida como evitar acostarse justo después de comer (3).

Punteo: Alimentos a evitar y a favorecer según la evidencia

Alimentos que pueden empeorar el reflujo:

  • Comidas muy grasas (frituras, embutidos, cremas).

  • Café, té negro, chocolate.

  • Alcohol (especialmente vino y destilados).

  • Alimentos muy ácidos: jugos cítricos, tomate crudo.

  • Comidas muy picantes o muy condimentadas.

  • Bebidas con gas.

Alimentos que pueden ayudar a aliviar los síntomas:

  • Avena, arroz integral, papa cocida.

  • Verduras cocidas (brócoli, zapallo, zanahoria).

  • Frutas no cítricas (plátano, manzana, pera).

  • Proteínas magras: pollo sin piel, pescado blanco, huevo cocido.

  • Jengibre (en pequeñas cantidades) y té de manzanilla.

Importante: la tolerancia depende de cada persona. Lo ideal es darse cuenta de cuándo aparecen los síntomas para identificar qué alimentos específicos generan tu malestar (4).

¿Influye el horario o el tamaño de las comidas?

Sí. Comer grandes cantidades de comida aumenta la presión que se genera en el estómago, facilitando el reflujo. También se ha visto que cenar muy tarde o acostarse justo después de comer empeora los síntomas (5). Por eso, se recomienda:

  • Comer porciones moderadas.

  • Evitar acostarse por al menos 2 horas después de comer.

  • Fraccionar la alimentación (4-5 comidas en el día).

  • Mantener un peso saludable, ya que el exceso de grasa abdominal también puede presionar el estómago.

¿Existen patrones dietéticos más protectores?

La dieta mediterránea ha mostrado ser beneficiosa para reducir los síntomas del reflujo, gracias a su alto contenido de fibra, vegetales, grasas saludables (como el aceite de oliva) y bajo consumo de carnes rojas o alimentos ultraprocesados. Se han visto menores síntomas en quienes seguían este patrón alimentario (6).

Por otro lado, las dietas muy restrictivas (como eliminar todos los alimentos ácidos sin de verdad ir probando) no siempre son necesarias ni efectivas. Cada persona debe adaptar su alimentación a su tolerancia individual, idealmente con ayuda profesional.

El rol de Mynu

En Mynu creemos que no existen soluciones genéricas para problemas personales como el reflujo. Nuestro enfoque se basa en el análisis genético y el uso de inteligencia artificial para identificar tus predisposiciones y ayudarte a construir una alimentación que respete tu cuerpo y tus síntomas. Si tienes predisposición a una mala metabolización de grasas o sobrepeso abdominal, por ejemplo, podemos ajustar tu dieta con base científica y personalizada. Comer sin malestar es posible, si entiendes tu cuerpo y tomas decisiones informadas.

Conclusión

El reflujo gastroesofágico puede mejorar de manera importante con cambios alimentarios y cambios del estilo de vida. No se trata de eliminar todo lo que disfrutas, sino de aprender a identificar lo que desencadena tu reflujo, comer de forma más consciente y adaptar tu rutina para cuidar tu salud digestiva. Con apoyo adecuado y herramientas como Mynu, comer sin ardor es más alcanzable de lo que parece.

Bibliografía

  1. Vakil, N., Van Zanten, S. V., Kahrilas, P., Dent, J., & Jones, R. (2006). The Montreal Definition and Classification of Gastroesophageal Reflux Disease: A Global Evidence-Based Consensus. The American Journal Of Gastroenterology, 101(8), 1900-1920. https://doi.org/10.1111/j.1572-0241.2006.00630.x

  2. Ness-Jensen, E., Hveem, K., El-Serag, H., & Lagergren, J. (2015). Lifestyle Intervention in Gastroesophageal Reflux Disease. Clinical Gastroenterology And Hepatology, 14(2), 175-182.e3. https://doi.org/10.1016/j.cgh.2015.04.176

  3. Kaltenbach, T., Crockett, S., & Gerson, L. B. (2006). Are Lifestyle Measures Effective in Patients With Gastroesophageal Reflux Disease? Archives Of Internal Medicine, 166(9), 965. https://doi.org/10.1001/archinte.166.9.965

  4. Newberry, C., & Lynch, K. (2019). The role of diet in the development and management of gastroesophageal reflux disease: why we feel the burn. Journal Of Thoracic Disease, 11(S12), S1594-S1601. https://doi.org/10.21037/jtd.2019.06.42

  5. Zhang, M., Hou, Z., Huang, Z., Chen, X., & Liu, F. (2021). Dietary and Lifestyle Factors Related to Gastroesophageal Reflux Disease: A Systematic Review. Therapeutics And Clinical Risk Management, Volume 17, 305-323. https://doi.org/10.2147/tcrm.s296680

  6. Mone, I., Kraja, B., Bregu, A., Duraj, V., Sadiku, E., Hyska, J., & Burazeri, G. (2015). Adherence to a predominantly Mediterranean diet decreases the risk of gastroesophageal reflux disease: a cross-sectional study in a South Eastern European population. Diseases Of The Esophagus, 29(7), 794-800. https://doi.org/10.1111/dote.12384


Síndrome del Intestino Irritable: Qué Alimentación Seguir Sin Mitos

El Síndrome del Intestino Irritable (SII) afecta entre un 5% y un 20%, generando un malestar crónico, hinchazón, cambios en el tránsito intestinal y un impacto en la calidad de vida. Es una de las condiciones gastrointestinales más comunes y también más incomprendidas. ¿Hay que dejar el gluten? ¿Los lácteos son enemigos? ¿La dieta FODMAP es la única salida? En este blog revisaremos qué dice la ciencia sobre el manejo nutricional del SII, desmontando mitos y entregándote herramientas prácticas y realistas.

Mujer con dolor por su Síndrome del Intestino Irritable¿Qué es el Síndrome del Intestino Irritable?

El Síndrome del Intestino Irritable es un trastorno que es funcional y digestivo, lo que significa que no hay un daño en la estructura del intestino, pero sí síntomas constantes. Se caracteriza por al menos tres meses de dolor o malestar abdominal constante, asociado a cambios en la frecuencia o consistencia de las deposiciones (1).

Hay distintos subtipos: con predominio de diarrea (SII-D), de estreñimiento (SII-E) o mixto (SII-M). Su origen es multifactorial: influye en la motilidad intestinal, la sensibilidad visceral, la microbiota, el eje intestino-cerebro e incluso factores psicológicos como el estrés o la ansiedad (2).

¿Qué alimentos pueden desencadenar síntomas para el Síndrome del Intestino Irritable?

No hay una “dieta del SII” única y que sirva para todos, pero sí se han identificado ciertos patrones que pueden generar más síntomas:

  • Las comidas abundantes, muy grasas o muy procesadas pueden generar más síntomas.

  • El café, el alcohol, las bebidas con gas y los endulzantes artificiales pueden generar molestias en algunas personas.

  • Algunos alimentos ricos en fibra insoluble (como salvado de trigo) pueden irritar más el intestino, especialmente en SII-D (3).

Sin embargo, estos efectos hay que verlos de manera individual. Es importante observar qué te afecta a ti, y no asumir que hay “prohibidos universales”.

Dieta FODMAP: ¿Es realmente la solución?

La dieta baja en FODMAP (fermentables, oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles) ha demostrado que es eficaz para reducir los síntomas en más del 70% de los pacientes con SII, especialmente en hinchazón, gases y diarrea (4). Esto se debe a que estos compuestos se fermentan fácilmente en el intestino, generando distensión y malestar .

Pero hay que tomarla con cuidado. Esta dieta debe ser supervisada por un nutricionista, ya que:

  • Es compleja y restrictiva en su primera fase.

  • No se recomienda a largo plazo, ya que puede reducir la diversidad de la microbiota.

  • Su objetivo es identificar qué FODMAPs específicos causan síntomas en cada persona, para luego reintroducir los demás.

¿Hay que eliminar el gluten o los lácteos?

Muchas personas con SII dicen sentir una mejoría cuando eliminan el gluten. Pero en la mayoría de los casos no tienen enfermedad celíaca ni alergia: se trata de sensibilidad no celíaca al trigo (SNCT), o bien de una reacción a los FODMAPs del trigo (fructanos), más que al gluten en sí mismo(5).

Con los lácteos, la situación es similar. Algunos presentan intolerancia secundaria a la lactosa por daño enzimático o una disbiosis, pero no todos. Antes de eliminarlos al 100%, es útil probar con yogurt, quesos maduros en porciones pequeñas, y evaluar la tolerancia.

¿Qué estrategias generales ayudan con el SII?

Además de identificar y reducir alimentos que generan los síntomas, hay varios enfoques que ayudan a manejar el SII:

  • Fraccionar las comidas: evitar ayunos largos y comer porciones pequeñas favorece la motilidad intestinal.

  • Comer lento y sin distracciones: mejora la digestión y reduce la aerofagia (tragar aire).

  • Aumentar fibra soluble: la avena y la pulpa de frutas cocidas son bien toleradas y ayudan al tránsito.

  • Incorporar probióticos específicos: algunas cepas han mostrado beneficios en reducción de síntomas (6).

  • Hidratación y movimiento: caminar a diario, hacer actividad física suave y mantener buena ingesta de agua mejora el tránsito y reduce la inflamación de bajo grado.

¿Qué evitar? Mitos comunes sobre alimentación en SII

  • Eliminar todos los carbohidratos: puede agravar la disbiosis y causar déficit de energía.

  • Comer solo “alimentos sin gluten” o sin lactosa sin diagnóstico: muchas versiones son ultraprocesadas y no solucionan el problema que se genero de base, puediendo incluso ser contraproducentes para la salud intestinal.

  • Vivir en dieta de exclusión permanente: podría generar ansiedad alimentaria y empeora la relación con la comida.

Mynu: Personalización en base a tu microbiota y genética

En Mynu sabemos que el SII no se trata solo de “comer mejor”, sino de entender lo que tu cuerpo necesita. Nuestro enfoque personalizado considera tu perfil genético (como predisposición a intolerancias o alteraciones en la absorción de nutrientes), tus síntomas actuales y tu estilo de vida. Así, diseñamos estrategias nutricionales concretas para disminuir molestias, mejorar tu digestión y ayudarte a identificar tus verdaderos gatillantes. No es eliminar por eliminar, sino ajustar inteligentemente.

Conclusión

El Síndrome del Intestino Irritable no tiene una cura única, pero sí múltiples estrategias nutricionales basadas en evidencia que se pueden seguir y que te ayuden a aliviar los síntomas. No se trata de vivir con una dieta, sino de conocerte, observar tus síntomas, y aplicar herramientas que sean efectivas sin caer en modas ni mitos. Y con apoyo profesional (como el que te entrega Mynu), el camino puede ser mucho más claro, personalizado y agradable.

Bibliografia

  1. Mearin, F., Perelló, A., & Perona, M. (2004, 2 marzo). Calidad de vida en los pacientes con síndrome del intestino irritable. Gastroenterología y Hepatología. https://www.elsevier.es/es-revista-gastroenterologia-hepatologia-14-articulo-calidad-vida-los-pacientes-con-13058927

  2. Ford, A. C., Lacy, B. E., Talley, N. J. (2017). Irritable bowel syndrome. The New England Journal of Medicine, 376(26), 2566–2578. https://doi.org/10.1056/NEJMra1607547

  3. Eswaran, S., Tack, J., & Chey, W. D. (2011). Food: The Forgotten Factor in the Irritable Bowel Syndrome. Gastroenterology Clinics Of North America, 40(1), 141-162. https://doi.org/10.1016/j.gtc.2010.12.012

  4. Murillo, A. Z., Arévalo, F. E., & Jáuregui, E. P. (2016). Dieta pobre en FODMAPs (fermentable oligosaccharides, disaccharides, monosaccharides and polyols) en el síndrome de intestino irritable: indicación y forma de elaboración. Endocrinología y Nutrición, 63(3), 132-138. https://doi.org/10.1016/j.endonu.2015.10.009

  5. Biesiekierski, J. R., Newnham, E. D., Irving, P. M., Barrett, J. S., Haines, M., Doecke, J. D., Shepherd, S. J., Muir, J. G., & Gibson, P. R. (2011). Gluten Causes Gastrointestinal Symptoms in Subjects Without Celiac Disease: A Double-Blind Randomized Placebo-Controlled Trial. The American Journal Of Gastroenterology, 106(3), 508-514. https://doi.org/10.1038/ajg.2010.487

  6. Whorwell, P. J., Altringer, L., Morel, J., Bond, Y., Charbonneau, D., O’Mahony, L., Kiely, B., Shanahan, F., & Quigley, E. M. M. (2006). Efficacy of an Encapsulated Probiotic Bifidobacterium infantis 35624 in Women with Irritable Bowel Syndrome. The American Journal Of Gastroenterology, 101(7), 1581-1590. https://doi.org/10.1111/j.1572-0241.2006.00734.x


¿Te Falta Magnesio? Síntomas, Fuentes y Cómo Detectarlo

¿Has sentido calambres, fatiga o incluso has estado irritable sin razón muy clara? Aunque esos síntomas pueden tener muchas causas distintas, una que muchas veces no pensamos es la falta de magnesio, un mineral fundamental para varias funciones del cuerpo. Y no, no tienes que correr a comprar un suplemento de moda, entender sobre el magnesio y cómo mantenerlo con alimentos es más simple de lo que parece. En este blog te explicamos cómo saber si estás en riesgo de tener niveles bajos, qué síntomas lo indican, cuáles son las verdaderas señales de alerta (sin caer en mitos) y cómo asegurarte una buena fuente de magnesio, sin necesidad de suplementarte a ciegas.

magnesio¿Qué hace el magnesio en el cuerpo?

El magnesio participa en más de 300 reacciones bioquímicas. Ayuda a que los músculos se contraigan y se relajen de buena manera, participa en la producción de energía, la producción de proteínas y el funcionamiento del sistema nervioso y cardiovascular (1).

Pero como no lo “sentimos” directamente, solemos olvidarlo hasta que empiezan los problemas.

¿Es común tener déficit de magnesio?

Sí. Sin embargo un deficit grave es poco común en personas que están sanas, los niveles bajos de magnesio crónicos o subclínicos son bastante comunes. Esto puede ser por dietas pobres en alimentos frescos, uso continuo de ciertos medicamentos (como diuréticos o inhibidores de bomba de protones (omeprazol)), estrés crónico, consumo excesivo de alcohol o problemas de absorción intestinal (2).

Se ha estimado que el déficit de magnesio podría afectar a cerca del 50 % de la población chilena, y este tema no es exclusivo de nuestro país, en EE.UU., estudios muestran que aproximadamente el 50 % de la población no come lo suficiente de magnesio a través de la dieta (3).

Señales de que podrías tener niveles bajos de magnesio

No se trata de tener miedo, pero hay ciertas señales que podrían generar una sospecha de una deficiencia leve a moderada. Algunas incluyen:

  • Calambres musculares frecuentes
  • Fatiga o sensación de debilidad constante
  • Dolor de cabeza frecuente
  • Irritabilidad o cambios de ánimo
  • Sensación de “nerviosismo” sin una causa clara
  • Trastornos del sueño leves
  • Estreñimiento habitual

Estos síntomas pueden ser por muchas cosas, pero si varios coinciden, vale la pena revisar tus niveles de magnesio, sobre todo si tu alimentación no incluye muchas fuentes ricas en este mineral (4).

¿Cómo se detecta la deficiencia?

Aunque muchas personas se hacen pruebas de sangre, el magnesio en la sangre no siempre refleja bien los niveles reales del cuerpo, ya que solo el 1% del magnesio corporal circula en  la sangre. En contextos más clínicos se utilizan pruebas más especializadas como el magnesio en globulos rójos o evaluaciones de ingesta y síntomas combinadas (5).

Pero para la mayoría de las personas, el mejor camino es evaluar su alimentación y sus síntomas generales, con ayuda de un profesional.

Mitos comunes sobre la falta de magnesio

1. “Si tengo calambres, seguro necesito magnesio”.

No siempre. Los calambres pueden ser por varias causas como deshidratación, desequilibrio de otros minerales (potasio, sodio), fatiga muscular o incluso estrés. El magnesio puede ayudar en algunos casos, pero no es la única causa (6).

2. “Mientras más magnesio, mejor”.

Falso. El exceso de magnesio por la alimentación no causa daño (el cuerpo elimina lo que sobra), pero en los suplementos puede causar diarrea, náuseas e incluso toxicidad en personas con problemas renales. No suplementes sin indicación.

3. “Todos necesitan suplementos de magnesio”.

Tampoco. La mayoría de las personas puede cubrir sus necesidades con una alimentación equilibrada y adecuada, sin necesidad de usar pastillas.

¿Dónde está el magnesio? Fuentes accesibles

El magnesio está en muchos alimentos cotidianos, sobre todo vegetales y semillas. Aquí algunas fuentes ricas:

  • Semillas de zapallo y girasol

  • Frutos secos (almendras, nueces, maní)

  • Espinaca y acelga

  • Porotos negros y lentejas

  • Plátano

  • Avena integral

  • Pan integral

  • Chocolate negro (mínimo 70%)

Una dieta que incluya frutos secos, verduras, legumbres y cereales integrales, fácilmente cubre los requerimientos diarios. La clave está en la variedad.

Punteo rápido: ¿Estoy en riesgo de falta de magnesio?

  • ¿Tienes una dieta baja en vegetales, legumbres o granos enteros?
  • ¿Consumes mucho alcohol o café?
  • ¿Tomas diuréticos o ciertos antibióticos de forma regular?
  • ¿Tienes colon irritable, enfermedad celíaca o inflamación intestinal crónica?
  • ¿Sufres estrés prolongado o entrenas intensamente sin buena recuperación?

Si respondiste sí a varias, podrías beneficiarte de evaluar tu ingesta de magnesio con un profesional.

¿Cómo te ayuda Mynu a detectar esto?

En Mynu, cruzamos tus preferencias alimentarias, estilo de vida y análisis genético para identificar si tienes predisposición a deficiencias de minerales como el magnesio. No se trata solo de contar nutrientes, sino de entender cómo tu cuerpo los maneja. Si tienes riesgo de malabsorción, alta excreción o requerimientos aumentados, lo detectamos y te proponemos soluciones nutricionales prácticas, sin asustarte y sin suplementos innecesarios.

Conclusión

La falta de magnesio puede pasar desapercibida, pero sus efectos son reales. No necesitas obsesionarte ni correr a comprar suplementos caros: basta con mirar tu dieta con más atención, escuchar a tu cuerpo y, si es necesario, buscar apoyo profesional. Porque una buena alimentación no se basa en modas, sino en entender lo que tu cuerpo realmente necesita.

Bibliografía

  1. Gröber, U., Schmidt, J., & Kisters, K. (2015b). Magnesium in Prevention and Therapy. Nutrients, 7(9), 8199-8226. https://doi.org/10.3390/nu7095388

  2. DiNicolantonio, J. J., O’Keefe, J. H., & Wilson, W. (2018). Subclinical magnesium deficiency: a principal driver of cardiovascular disease and a public health crisis. Open Heart, 5(1), e000668. https://doi.org/10.1136/openhrt-2017-000668

  3. Rosanoff, A., Weaver, C. M., & Rude, R. K. (2012). Suboptimal magnesium status in the United States: are the health consequences underestimated? Nutrition Reviews, 70(3), 153-164. https://doi.org/10.1111/j.1753-4887.2011.00465.x

  4. Volpe, S. L. (2013). Magnesium in Disease Prevention and Overall Health. Advances In Nutrition, 4(3), 378S-383S. https://doi.org/10.3945/an.112.003483

  5. De Baaij, J. H. F., Hoenderop, J. G. J., & Bindels, R. J. M. (2014). Magnesium in Man: Implications for Health and Disease. Physiological Reviews, 95(1), 1-46. https://doi.org/10.1152/physrev.00012.2014

  6. Dominguez, L. J., Veronese, N., Ragusa, F. S., Baio, S. M., Sgrò, F., Russo, A., Battaglia, G., Bianco, A., & Barbagallo, M. (2025). The Importance of Vitamin D and Magnesium in Athletes. Nutrients, 17(10), 1655. https://doi.org/10.3390/nu17101655

  7. Nielsen, F. H. (2010). Magnesium, inflammation, and obesity in chronic disease. Nutrition Reviews, 68(6), 333-340. https://doi.org/10.1111/j.1753-4887.2010.00293.x


Sensibilidad al Gluten sin Ser Celíaco: ¿Existe Realmente?

Muchas personas dicen sentirse hinchadas, fatigadas o con alguna molestia digestiva después de consumir pan, pastas u otros productos con trigo. Sin embargo, al hacerse pruebas para enfermedad celíaca o alergia al trigo, los resultados son normales. ¿Qué puede ser entonces? Esta condición, conocida como sensibilidad al gluten no celíaca (SGNC), ha sido un debate en la comunidad científica y confusión entre los pacientes. En este blog, vemos qué se sabe hasta ahora, cómo se diferencia de otras patologías, qué dice la evidencia y por qué es clave no caer en soluciones simplistas.

sin gluten para las personas que tienen Sensibilidad al Gluten¿Qué es la sensibilidad al gluten no celíaca?

La sensibilidad al gluten no celíaca se trata de una condición en la que una persona presenta síntomas parecidos a la enfermedad celíaca (como dolor abdominal, hinchazón, fatiga o dolores de cabeza) después de consumir gluten, pero sin tener los marcadores del diagnóstico de celiaquía ni alergia al trigo. Osea, no hay un daño intestinal comprobado, pero sí síntomas reales que mejoran cuando se elimina el gluten de la dieta y reaparecen cuando se reintroduce (1).

A diferencia de la celiaquía, no se detectan reacción del sistema inmune ni daño en el intestino. Esto hace que su diagnóstico sea por sintomatología y según una dieta de exclusión y que aún no exista una prueba que pueda confirmarlo universalmente y sea aceptada.

¿Es el gluten el verdadero culpable?

Aquí es donde empieza la discusión. Se ha sugerido que, en personas sin celiaquía ni alergia, los síntomas podrían no estar causados por el gluten en sí, sino por otros componentes que están presentes en el trigo:

  • FODMAPs (oligosacáridos fermentables): estos carbohidratos mal absorbidos pueden causar síntomas digestivos similares, especialmente en personas con síndrome de intestino irritable (SII) (2).

  • Amilasas-tripsinas inhibidores (ATI): proteínas que están en el trigo que pueden activar respuestas inmunes innata, ósea la primera defensa del cuerpo (3).

  • Otros factores psicológicos o no dietarios, como el efecto nocebo (sentir síntomas por creer que algo es dañino) (4).

Por eso, hay expertos que recomiendan primero probar una dieta baja en FODMAPs antes de asumir que el gluten es el problema.

Mitos comunes sobre la sensibilidad al gluten

  • “El gluten es malo para todos”: Falso. El gluten solo es un problema para las personas con enfermedades como la celiaquía, alergia al trigo o SGNC. Eliminarlo sin la necesidad de hacerlo puede generar déficits nutricionales y aumentar la ansiedad alimentaria (5).

  • “Si tengo síntomas digestivos, si o si soy sensible al gluten”: No necesariamente. Muchas personas con síndrome de intestino irritable presentan síntomas parecidos, y la causa suele ser multifactorial.

  • “Una dieta sin gluten es más saludable”: No por sí sola. Muchos productos sin gluten son ultra procesados y con bajo aporte de fibra y micronutrientes, lo que puede ser contraproducente si lo que se busca es mejorar la salud.

Diagnóstico: ¿cómo saber si tengo sensibilidad?

No existe un test sanguíneo para detectar SGNC. El diagnóstico se realiza por la exclusión: se tiene que descartar celiaquía y alergia al trigo mediante estudios específicos, y luego hay que evaluar si los síntomas mejoran cuando se retira el gluten por lo menos de 4 a 6 semanas y después se vuelve a introducir para ver si hay síntomas, idealmente haciéndolo con supervisión profesional (6).

Por esto, es fundamental que la eliminación del gluten no se haga sin una evaluación previa, ya que puede hacer más difícil tener un diagnóstico preciso en el futuro.

¿Qué hacer si sospecho sensibilidad al gluten?

Antes de hacer cambios:

  • Evalúa con un profesional si tus síntomas pueden ser por otra causa, como SII, ansiedad o mala relación con la comida.

  • Realiza las pruebas para descartar enfermedad celíaca y alergia al trigo.

  • Si luego decides probar una dieta sin gluten, hazlo de una forma ordenada y estando acompañado, asegurando tener una alimentación equilibrada.

Diferencias entre celiaquía, SGNC y alergia al trigo

  • Enfermedad celíaca: Se caracteriza por la presencia de anticuerpos específicos en la sangre, daño en ls capas del intestino (observado por una biopsia), y síntomas digestivos y extraintestinales. Su diagnóstico es clínico y se confirma por exámenes de sangre y biopsia. El tratamiento tiene que tener una dieta estricta sin gluten de por vida.

  • Sensibilidad al gluten no celíaca (SGNC): No se detectan anticuerpos y tampoco daño intestinal, pero la persona si tiene síntomas digestivos y, a veces, extraintestinales después de consumir gluten, los cuales desaparecen cuando se retira y reaparecen cuando se reintroduce. El diagnóstico se hace según los síntomas al sacar el gluten, y el tratamiento puede implicar una dieta ajustada sin gluten, aunque no necesariamente tan estricta como en la celiaquía.

  • Alergia al trigo: Se trata de una reacción inmunológica mediada por IgE (sistema inmune). Puede causar síntomas respiratorios, digestivos o cutáneos, generalmente de aparición rápida. Se diagnostica con pruebas de alergia específica. El tratamiento consiste en evitar el trigo, pero no necesariamente todos los alimentos con gluten.

Mynu: una herramienta para entender tu cuerpo

En Mynu entendemos que cada cuerpo tiene una respuesta única a los alimentos. Nuestro sistema analiza tu genética, con marcadores de riesgo genético, y tus hábitos para ayudarte a encontrar un patrón alimentario que se adapte a tu realidad. Si tienes predisposición a enfermedades digestivas o intolerancias, lo identificamos y te guiamos con recomendaciones que respeten tu estilo de vida. Con nuestra IA Numy, incluso puedes resolver dudas sobre ingredientes, productos o síntomas, sin caer en dietas de moda o suponer cosas erróneas.

Conclusión

La sensibilidad al gluten no celíaca existe, pero el diagnóstico y el tratamiento necesitan criterio, evidencia y acompañamiento. No se trata de satanizar un nutriente ni de seguir dietas que sean restrictivas sin sentido, sino de entender cómo reacciona tu cuerpo, qué factores están en juego y qué decisiones te hacen sentir mejor, sin poner en riesgo tu salud. Escúchate, edúcate y, si lo necesitas, busca ayuda profesional o tecnológica como la que ofrece Mynu.

Bibliografía

  1. Catassi, C., Bai, J., Bonaz, B., Bouma, G., Calabrò, A., Carroccio, A., Castillejo, G., Ciacci, C., Cristofori, F., Dolinsek, J., Francavilla, R., Elli, L., Green, P., Holtmeier, W., Koehler, P., Koletzko, S., Meinhold, C., Sanders, D., Schumann, M., . . . Fasano, A. (2013). Non-Celiac Gluten Sensitivity: The New Frontier of Gluten Related Disorders. Nutrients, 5(10), 3839-3853. https://doi.org/10.3390/nu5103839

  2. Skodje, G. I., Sarna, V. K., Minelle, I. H., Rolfsen, K. L., Muir, J. G., Gibson, P. R., Veierød, M. B., Henriksen, C., & Lundin, K. E. (2017). Fructan, Rather Than Gluten, Induces Symptoms in Patients With Self-Reported Non-Celiac Gluten Sensitivity. Gastroenterology, 154(3), 529-539.e2. https://doi.org/10.1053/j.gastro.2017.10.040

  3. Baker, M. G., & Nowak-Wegrzyn, A. (2020). Food allergy prevention: current evidence. Current Opinion In Clinical Nutrition & Metabolic Care, 23(3), 196-202. https://doi.org/10.1097/mco.0000000000000651

  4. Biesiekierski, J. R., Peters, S. L., Newnham, E. D., Rosella, O., Muir, J. G., & Gibson, P. R. (2013). No Effects of Gluten in Patients With Self-Reported Non-Celiac Gluten Sensitivity After Dietary Reduction of Fermentable, Poorly Absorbed, Short-Chain Carbohydrates. Gastroenterology, 145(2), 320-328.e3. https://doi.org/10.1053/j.gastro.2013.04.051

  5. Molina-Infante, J., & Carroccio, A. (2016). Suspected Nonceliac Gluten Sensitivity Confirmed in Few Patients After Gluten Challenge in Double-Blind, Placebo-Controlled Trials. Clinical Gastroenterology And Hepatology, 15(3), 339-348. https://doi.org/10.1016/j.cgh.2016.08.007

  6. Elli, L., Tomba, C., Branchi, F., Roncoroni, L., Lombardo, V., Bardella, M., Ferretti, F., Conte, D., Valiante, F., Fini, L., Forti, E., Cannizzaro, R., Maiero, S., Londoni, C., Lauri, A., Fornaciari, G., Lenoci, N., Spagnuolo, R., Basilisco, G., . . . Buscarini, E. (2016). Evidence for the Presence of Non-Celiac Gluten Sensitivity in Patients with Functional Gastrointestinal Symptoms: Results from a Multicenter Randomized Double-Blind Placebo-Controlled Gluten Challenge. Nutrients, 8(2), 84. https://doi.org/10.3390/nu8020084


Vóleibol y Nutrición de Alto Rendimiento: Ciencia y Juego

El vóleibol es un deporte explosivo, técnico y estratégico que exige al cuerpo reflejos rápidos, saltos potentes y resistencia mental. Pero atrás de cada buen bloqueo o buen remate, hay una base invisible que lo hace posible: la nutrición, el descanso y el entrenamiento. En este blog exploramos cómo la alimentación basada en ciencia (como la que propone Mynu) puede marcar una diferencia real en el rendimiento de quienes practican vóleibol a nivel competitivo.

Mujer jugando vóleibol¿Qué Exige el Vóleibol al Cuerpo?

A diferencia de otros deportes de largo aliento como el running o el ciclismo, el vóleibol se caracteriza por:

  • Esfuerzos de alta intensidad y corta duración (saltos, piques, remaches).

  • Cambios rápidos de dirección y reacción.

  • Múltiples repeticiones explosivas, con pausas intermedias.

  • Alta carga en tren inferior, hombros y muñecas.

  • Periodos intensos de competencia en poco tiempo.

Esto implica un gasto energético elevado, alta demanda de micronutrientes, y una necesidad constante de regeneración de músculos, sistema inmune fuerte y salud de huesos y articulaciones óptima (1).

Nutrientes Clave para Jugadores de Vóleibol

  1. Carbohidratos: el combustible principal

    Durante partidos y entrenamientos intensos, los carbohidratos son esenciales para mantener la energía. Una dieta insuficiente en carbohidratos puede traducirse en fatiga temprana, menor potencia y tiempos de reacción más lentos (2).

  2. Proteínas: recuperación muscular

    El vóleibol genera lesiones musculares pequeñas repetidas. Asegurar un buen consumo de proteínas (de alta calidad y acorde a nuestros requerimientos) ayuda a reparar tejidos y mejorar la fuerza (3).

  3. Vitaminas y minerales esenciales

    • Vitamina D: clave para la salud de los huesos y la función de los músculos. Niveles bajos son comunes en deportistas de deportes al interior y se asocian con mayor riesgo de lesiones (4).

    • Hierro: fundamental para el transporte de oxígeno a todos los órganos y prevenir la fatiga.

    • Magnesio y calcio: importantes para la contracción muscular y la prevención de calambres.

  4. Hidratación y electrolitos

    En el vóleibol, especialmente en ambientes calurosos o partidos extensos, se pueden perder líquidos y electrolitos (sodio, potasio) que alteran el rendimiento cognitivo y físico (5).

  5. Salud intestinal: mucho más que digestión

    Un intestino sano permite absorber nutrientes de forma eficaz y protege frente a infecciones. Cada vez más estudios asocian una microbiota equilibrada con menor inflamación, mejor rendimiento y recuperación acelerada (6).

Nutrición y prevención de lesiones en vóleibol

Las lesiones más comunes en vóleibol incluyen esguinces de tobillo, tendinopatías de hombro y lesiones de rodilla. Aunque muchas tienen un origen más mecánico y de técnica, la nutrición también juega un rol fundamental en la prevención de estas. Una alimentación adecuada de proteínas con todos los aminoácidos esenciales, vitamina C, zinc y antioxidantes ayuda a mantener tejidos más resistentes y a reducen la inflamación crónica que puede llevar a lesiones (7). Además, mantener un consumo de calorías adecuado es fundamental para la recuperación de los tejidos y la salud de las articulaciones, con mayor atención en mujeres deportistas donde puede verse afectado el ciclo menstrual y la densidad ósea.

Rituales alimentarios pre y post partido

Una rutina alimentaria bien planificada en base a la competencia puede marcar una gran diferencia en el rendimiento y la recuperación. Idealmente, la comida previa al partido debe aportar energía de manera sostenida (carbohidratos complejos), ser baja en grasa y fibra para evitar molestias gástricas, y consumirse al menos 2-3 horas antes del inicio. Después del partido, la ventana de recuperación metabólica es clave: combinar carbohidratos de rápida absorción con proteínas ayuda a reponer glucógeno utilizado y estimular la síntesis muscular. Dejar de lado esta fase puede llevar a una acumulación de fatiga que impacta negativamente en el rendimiento de las siguientes sesiones (8).

¿Qué puede hacer Mynu por ti?

En Mynu nos apasiona aplicar ciencia real en tu alimentación. Aunque todavía no contamos con un panel deportivo específico, sí evaluamos genes y biomarcadores que influyen en tu nutrición y bienestar general: desde tu predisposición a deficiencias de vitaminas y minerales, hasta cómo procesas ciertos nutrientes. Esta información nos permite diseñar recomendaciones inteligentes, simples y adaptados a tu cuerpo. Si juegas vóleibol (ya sea de forma amateur o profesional) Mynu puede ayudarte a identificar tus puntos débiles nutricionales y a fortalecerlos con herramientas personalizadas.

Nuevos desafíos, nuevas adaptaciones

Durante las pretemporadas o los períodos de mucho entrenamiento, es clave ajustar las cantidades de nutrientes, priorizar un buen descanso y asegurar una recuperación digestiva adecuada. No se trata solo de “comer más”, sino de comer mejor, y hacerlo en momentos estratégicos para acompañar los procesos del cuerpo. Esto también incluye evaluarse individualmente y ver si hay alguna necesidad de suplementación en función de los resultados de mediciones antropométricas o síntomas funcionales.

Además, en torneos largos con varios partidos al día, la planificación de snacks y comidas intermedias puede marcar una diferencia enorme. Opciones como yogur con fruta, frutos secos, batidos caseros, galletas de avena con plátano, etc. Pueden entregar energía sin generar malestar gástrico, permitiendo que el jugador se mantenga enfocado y ágil en cada set.

Conclusión

El rendimiento en vóleibol no solo depende de la técnica y el entrenamiento. La alimentación, cuando está basada en evidencia y adaptada al cuerpo de cada deportista, se convierte en una herramienta de alto impacto. Hoy más que nunca, la nutrición deportiva no es un lujo, sino una parte integral de cualquier deporte.

Bibliografía

  1. Gabbett, T. J. (2016). The training-injury prevention paradox: should athletes be training smarter and harder? British Journal of Sports Medicine, 50(5), 273–280. https://doi.org/10.1136/bjsports-2015-095788

  2. Kerksick, C. M., Wilborn, C. D., Roberts, M. D., Smith-Ryan, A. E., Kleiner, S. M., Jäger, R., Collins, R., Cooke, M., Davis, J. N., Galvan, E., Greenwood, M., Lowery, L. M. (2017). ISSN exercise & sports nutrition review update: research & recommendations. Journal of the International Society of Sports Nutrition, 15(1), 38. https://doi.org/10.1186/s12970-018-0242-y

  3. Morton, R. W., Murphy, K. T., McKellar, S. R., Schoenfeld, B. J., Henselmans, M., Helms, E., Aragon, A. A., Devries, M. C., Banfield, L., Krieger, J. W. (2018). A systematic review, meta-analysis and meta-regression of the effect of protein supplementation on resistance training-induced gains in muscle mass and strength in healthy adults. British Journal of Sports Medicine, 52(6), 376–384. https://doi.org/10.1136/bjsports-2017-097608

  4. Owens, D. J., Allison, R., Close, G. L. (2018). Vitamin D and the athlete: current perspectives and new challenges. Sports Medicine, 48(Suppl 1), 3–16. https://doi.org/10.1007/s40279-017-0841-9

  5. Casa, D. J., Stearns, R. L., Lopez, R. M., Ganio, M. S., McDermott, B. P., Yeargin, S. W., Yamamoto, L. M., & Maresh, C. M. (2010). Influence of hydration on physiological function and performance during trail running in the heat. Journal of Athletic Training, 45(2), 147–156. https://doi.org/10.4085/1062-6050-45.2.147

  6. Clarke, S. F., Murphy, E. F., O’Sullivan, O., Lucey, A. J., Humphreys, M., Hogan, A., Hayes, P., O’Reilly, M., Jeffery, I. B., Wood-Martin, R., Kerins, D. M., Quigley, E. (2014). Exercise and associated dietary extremes impact on gut microbial diversity. Gut, 63(12), 1913–1920. https://doi.org/10.1136/gutjnl-2013-306541

  7. Turnagöl, H. H., Koşar, Ş. N., Güzel, Y., Aktitiz, S., & Atakan, M. M. (2021). Nutritional Considerations for Injury Prevention and Recovery in Combat Sports. Nutrients, 14(1), 53. https://doi.org/10.3390/nu14010053

  8. Baar, K. (2017). Minimizing Injury and Maximizing Return to Play: Lessons from Engineered Ligaments. Sports Medicine, 47(S1), 5-11. https://doi.org/10.1007/s40279-017-0719-x


Comer Bien Sin Tiempo: Estrategias y Planificación Inteligente

“Comer saludable es imposible si no tengo tiempo”. Esta frase, es muy común en muchas personas con rutinas exigentes, y puede sonar "lógica", pero no es cierta. Aunque la rutina moderna nos deja poco tiempo para cocinar o planificar, la evidencia científica y la experiencia clínica muestran que con organización estratégica sí es posible mantener una dieta nutritiva sin pasar horas en la cocina. En este blog te mostramos cómo lograrlo con base científica y consejos prácticos.

meal prep

¿Por qué terminamos comiendo mal cuando estamos apurados y sin tiempo?

Las decisiones de lo que comemos suelen estar muy influenciadas por el contexto: cuando estamos cansados, tenemos estrés o poco tiempo, el cerebro prioriza la gratificación inmediata. Esto hace que tengamos elecciones más calóricas, ultraprocesadas y con poca fibra y nutrientes esenciales (1).

Además, se ha visto en trabajadores con jornadas extensas que los que no planifican su alimentación por lo general se saltan comidas o dependen de opciones poco saludables como snacks altos en sodio o delivery (2).

La falta de una planificación alimentaria no solo afecta la calidad de la dieta, sino también el estado emocional. Saltarse comidas, comer apurado aumenta la probabilidad de ansiedad alimentaria, lo que puede llevar a comer en exceso o a sentir culpa tras las comidas (3). Estudios en trabajadores de la salud y estudiantes universitarios han mostrado que quienes improvisan constantemente su alimentación presentan mayores niveles de estrés y peor relación con la comida (4). Planificar no es malo, es anticipación inteligente.

¿Qué dice la ciencia sobre la planificación alimentaria?

La planificación de comidas (meal planning) se asocia con múltiples beneficios:

  • Mejores perfiles nutricionales (más verduras, menos azúcares simples).

  • Menor consumo de ultraprocesados.

  • Mejor control del peso corporal.

  • Ahorro económico y reducción del desperdicio alimentario (5).

Un estudio transversal en más de 40.000 adultos franceses concluyó que quienes planificaban sus comidas regularmente tenían 19 % y 21 % menos en el riesgo de obesidad” (en hombres y mujeres, respectivamente) (6).

Estrategias clave para comer bien con poco tiempo

Comer saludable sin tiempo no significa cocinar todos los días ni llevar una dieta perfecta. Significa tomar decisiones eficientes. Aquí algunas claves prácticas:

  1. Compra inteligente:

    Ten una lista base con alimentos saludables no perecibles (arroz integral, legumbres, atún al agua, frutos secos).

    Compra frutas y verduras congeladas para ahorrar tiempo de lavado y corte.

    Ten siempre huevos, yogurt natural y pan integral en el refrigerador.

  2. Cocina por adelantado:

    Elige 1 o 2 días a la semana para cocinar en cantidades más grandes (batch cooking).

    Prepara bases versátiles: arroz integral, lentejas cocidas, verduras al horno.

    Guarda porciones individuales en recipientes para congelar o refrigerar.

  3. Simplifica tus preparaciones:

    Una comida saludable no necesita ser difícil de preparar. Un plato con proteína (huevo, atún, pollo), carbohidrato complejo (papa, arroz, pan) y vegetales crudos o cocidos cumple con los criterios nutricionales básicos.

  4. Ten snacks saludables listos:

    Fruta, variedades de yogurt, frutos secos sin sal, palitos de zanahoria con hummus. Esto evita que recurras a opciones menos nutritivas en momentos de urgencia.

  5. Usa tecnología a tu favor como Mynu:

    Apps de recetas saludables con pocos ingredientes.

    Organizadores de listas de compras y menú semanal.

No todos necesitan planificar de la misma forma. Una persona que trabaja en oficina puede organizar almuerzos caseros, mientras que alguien con turnos rotativos necesita opciones más flexibles como snacks saludables, alimentos fáciles de armar (wraps, ensaladas rápidas, bowls). Lo importante es que la estrategia se adapte a tu rutina, no al revés. Incluso una planificación mínima (como tener siempre 2 a 3 bases listas y opciones de emergencia) puede marcar la diferencia en tus decisiones diarias (7).

Evita estas trampas comunes

  • Comer frente a la pantalla: disminuye la conciencia de saciedad y favorece el exceso de calorías.

  • Saltarse comidas por falta de tiempo: puede llevar a comer en exceso más tarde y desregular el apetito (8).

  • Abusar del delivery: si bien es útil en emergencias, muchas opciones tienen exceso de sodio, grasas y bajo aporte de fibra o vegetales. Siempre lo casero será mejor.

Relación con Mynu: Tecnología y genética a tu favor

En Mynu entendemos que no basta con “saber qué comer”. Por eso, nuestra plataforma combina análisis genético y seguimiento inteligente para recomendarte comidas simples, rápidas y adecuadas a tus necesidades personales. Ya sea que trabajes muchas horas, tengas turnos rotativos o poco margen para cocinar, te ayudamos a construir una alimentación sostenible, sin culpas, basada en tu genética y estilo de vida. Comer bien no tiene por qué ser complicado, si sabes cómo adaptarlo a ti.

Conclusión

Tener poco tiempo no es excusa para descuidar la alimentación. Con organización mínima, elección de buenos ingredientes y apoyo de herramientas digitales, es totalmente posible mantener una dieta equilibrada y saludable. Lo importante es no buscar la perfección, sino avanzar con constancia y eficiencia. Porque tu salud también se construye en los pequeños hábitos diarios, incluso cuando tienes poco tiempo.

Bibliografía

  1. Macht, M. (2008). How emotions affect eating: A five-way model. Appetite, 50(1), 1–11. https://doi.org/10.1016/j.appet.2007.07.002

  2. Utter, J., McCray, S., & Denny, S. (2023). Eating Behaviours Among Healthcare Workers and Their Relationships With Work-Related Burnout. American Journal Of Lifestyle Medicine, 155982762311590. https://doi.org/10.1177/15598276231159064

  3. Ducrot, P., Méjean, C., Aroumougame, V., Ibanez, G., Allès, B., Kesse-Guyot, E., … & Péneau, S. (2017). Meal planning is associated with food variety, diet quality and body weight status in a large sample of French adults. International Journal of Behavioral Nutrition and Physical Activity, 14, 12. https://doi.org/10.1186/s12966-017-0461-7

  4. Sogari, G., Velez-Argumedo, C., Gómez, M. I., & Mora, C. (2018). College Students and Eating Habits: A Study Using An Ecological Model for Healthy Behavior. Nutrients, 10(12), 1823. https://doi.org/10.3390/nu10121823

  5. Qi, D., & Roe, B. E. (2016). Household Food Waste: Multivariate Regression and Principal Components Analyses of Awareness and Attitudes among U.S. Consumers. PLoS ONE, 11(7), e0159250. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0159250

  6. Ducrot, P., Méjean, C., Aroumougame, V., Ibanez, G., Allès, B., Kesse-Guyot, E., Hercberg, S., & Péneau, S. (2017). Meal planning is associated with food variety, diet quality and body weight status in a large sample of French adults. International Journal Of Behavioral Nutrition And Physical Activity, 14(1). https://doi.org/10.1186/s12966-017-0461-7

  7. Souza, R. V., Sarmento, R. A., De Almeida, J. C., & Canuto, R. (2018). The effect of shift work on eating habits: a systematic review. Scandinavian Journal Of Work Environment & Health, 45(1), 7-21. https://doi.org/10.5271/sjweh.3759

  8. Zeballos, E., & Todd, J. E. (2020). The effects of skipping a meal on daily energy intake and diet quality. Public Health Nutrition, 23(18), 3346-3355. https://doi.org/10.1017/s1368980020000683


Grasas Saludables: Cómo Elegirlas y Cuánto Consumir Sin Miedo

Durante años, las grasas fueron las grandes villanas de la nutrición. Se les echo la culpa de la obesidad, las enfermedades cardiovasculares y hasta del colesterol alto. Pero hoy la ciencia es clara: no todas las grasas son iguales. Algunas son esenciales para el funcionamiento del cuerpo y, bien elegidas, pueden ser grandes aliadas para tu salud. En este blog veremos cuáles son las grasas saludables, cómo identificarlas, cuánto deberías consumir y qué dice la evidencia más actual sobre su rol en una alimentación equilibrada.

Salmón con Grasas Saludables¿Por qué necesitamos grasas saludables?

Las grasas saludables no solo son una fuente de energía. También cumplen funciones muy importantes para nuestros sistemas:

  • Son parte estructural de las membranas celulares.

  • Permiten la absorción de vitaminas liposolubles (A, D, E y K).

  • Participan en la producción de hormonas.

  • Son esenciales para el buen funcionamiento del cerebro y del sistema nervioso.

Eliminar totalmente las grasas de la dieta puede llevar a deficiencias nutricionales, afectar la salud hormonal y hasta debilitar el sistema inmune (1).

No todas las grasas son iguales

Desde un punto de vista nutricional, hay distintos tipos de grasas, y sus efectos en la salud son muy distintos:

  1. Grasas insaturadas: se dividen en monoinsaturadas y poliinsaturadas. Son las más saludables. Se asocian con menor riesgo cardiovascular, mejor perfil lipídico y función antiinflamatoria (2).
  2. Grasas trans: son artificiales y se generan en procesos industriales, como en la mayoria de los alimentos procesados. Aumentan el colesterol LDL (malo), ceducen el HDL (bueno) y aumentan el riesgo cardiovascular. Deben evitarse por completo (3).
  3. Grasas saturadas: se encuentran principalmente en productos animales. Su efecto es más debatido. En exceso pueden aumentar el colesterol LDL, aunque no todas son iguales. Lo importante es no abusar y priorizar fuentes saludables.

¿Dónde encontrar las grasas saludables?

Aquí te dejamos una lista con fuentes de grasas saludables que sí deberías incluir en tu alimentación:

  • Paltas: ricas en grasas monoinsaturadas y fibra.

  • Aceite de oliva extra virgen: uno de los pilares de la dieta mediterránea.

  • Pescados grasos: como salmón, sardina, atún, ricos en omega-3.

  • Nueces y semillas: aportan grasas insaturadas, fibra, vitaminas y minerales claves.

  • Aceite de canola o linaza: en su forma cruda, son buenas fuentes de omega-3 vegetal.

  • Aceitunas, almendras, maní natural: excelentes opciones de snack saludable.

Estos alimentos, en las cantidades adecuadas, no solo no engordan, sino que pueden ayudar a proteger el corazón, mejorar el perfil lipídico como los niveles de colesterol o triglicéridos y aumentar la saciedad (4).

¿Cuánta grasa deberíamos consumir?

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que entre el 20 y 30% del total de calorías diarias provenga de grasas, priorizando las insaturadas y minimizando las saturadas y trans (5).

En términos prácticos:

  • No hay que tenerle miedo a las grasas buenas. Puedes comer todos los días, con moderación.

  • La clave está en el tipo y la cantidad. No es lo mismo una palta con ensalada que papas fritas en aceite reutilizado.

  • Evita las grasas invisibles: como las que vienen escondidas en ultraprocesados, galletas, margarinas y comidas rápidas.

¿Las grasas saludables engordan?

Lo que genera una subida de peso es el exceso de calorías, no un nutriente específico como las grasas. Las grasas aportan más calorías por gramo (9 kcal) que los carbohidratos o proteínas (4 kcal), pero también son más saciantes. Por eso, incluir grasas saludables puede ayudarte a sentirte satisfecho por más tiempo y evitar picoteos innecesarios (6).

Además, dietas bien formuladas con grasas saludables (como la mediterránea) han demostrado ser efectivas para perder peso y mantenerlo, sin necesidad de restringir en exceso (7).

Punteo rápido: ¿Qué grasas elegir y cuáles evitar?

Incluye:

Evita o limita:

  • Margarinas y mantecas

  • Frituras con aceites reutilizados

  • Comida rápida

  • Snacks ultraprocesados con grasas trans

  • Embutidos grasos

¿Y si tengo predisposición genética a problemas cardiovasculares?

Aquí es donde entra en juego el enfoque de Mynu. Gracias a nuestros análisis genéticos, podemos saber si tienes variantes que afectan tu metabolismo de lípidos, tu riesgo de dislipidemias o tu respuesta a ciertos tipos de grasa. Con esa información, diseñamos una estrategia nutricional completamente personalizada, que te permite consumir los tipos y cantidades adecuadas de grasa para tu perfil genético, tu salud y tus objetivos personales. Porque no todos reaccionamos igual a los mismos alimentos, y esa es precisamente la diferencia de Mynu.

Conclusión

Las grasas no son tus enemigas. Son una parte esencial de una alimentación saludable y equilibrada, siempre que se elijan bien. Prioriza las fuentes naturales, evita las grasas artificiales y confía en tu cuerpo: con información, puedes tomar decisiones alimenticias que nutran y protejan tu salud.

Bibliografía

  1. Calder, P. C. (2015). Functional roles of fatty acids and their effects on human health. Journal of Parenteral and Enteral Nutrition, 39(1_suppl), 18S–32S. https://doi.org/10.1177/0148607115595980

  2. Schwab, U., Lauritzen, L., Tholstrup, T., Haldorssoni, T. I., Riserus, U., Uusitupa, M., & Becker, W. (2014). Effect of the amount and type of dietary fat on cardiometabolic risk factors and risk of developing type 2 diabetes, cardiovascular diseases, and cancer: A systematic review. Food & Nutrition Research, 58(1), 25145. https://doi.org/10.3402/fnr.v58.25145

  3. Mozaffarian, D., Katan, M. B., Ascherio, A., Stampfer, M. J., & Willett, W. C. (2006). Trans fatty acids and cardiovascular disease. New England Journal of Medicine, 354(15), 1601–1613. https://doi.org/10.1056/NEJMra054035

  4. Estruch, R., Ros, E., Salas-Salvadó, J., Covas, M. I., Corella, D., Arós, F., … & Martínez-González, M. Á. (2013). Primary prevention of cardiovascular disease with a Mediterranean diet. New England Journal of Medicine, 368(14), 1279–1290. https://doi.org/10.1056/NEJMoa1200303

  5. World Health Organization. (2018). Healthy diet. Organización Mundial de la Salud. https://www.who.int/news-room/fact-sheets/detail/healthy-diet

  6. Hall, K. D., Bemis, T., Brychta, R., Chen, K. Y., Courville, A., Crayner, E. J., … & Zhou, M. (2015). Calorie for calorie, dietary fat restriction results in more body fat loss than carbohydrate restriction in people with obesity. Cell Metabolism, 22(3), 427–436. https://doi.org/10.1016/j.cmet.2015.07.021

  7. Salas-Salvadó, J., Bulló, M., Babio, N., Martínez-González, M. Á., Ibarrola-Jurado, N., Basora, J., … & Estruch, R. (2011). Reduction in the incidence of type 2 diabetes with the Mediterranean diet: results of the PREDIMED-Reus nutrition intervention randomized trial. Diabetes Care, 34(1), 14–19. https://doi.org/10.2337/dc10-1288


Uñas Débiles: Posibles Señales de Déficit Nutricional

Aunque por lo general asociamos nuestras uñas con estética y cuidado personal, su apariencia también puede decir mucho sobre nuestra salud. Uñas frágiles, quebradizas o con deformaciones pueden ser una señal de carencias nutricionales que vale la pena mirar. En este blog, revisaremos qué nutrientes están involucrados, cómo se manifiestan sus deficiencias en las uñas y qué alimentos pueden ayudarte a fortalecerlas.

uñas sanas ¿Por qué se debilitan las uñas?

Las uñas se forman principalmente de queratina, una proteína encargada de formar estructuras que también forma parte del cabello y la piel. Para que esté completa depende de una ingesta suficiente de aminoácidos, vitaminas y minerales esenciales, además de un correcto metabolismo de las células. Cuando alguno de estos factores se encuentra deficiente, pueden aparecer alteraciones como:

  • Uñas blandas que se doblan fácilmente

  • Estrías verticales u horizontales

  • Uñas que se descaman o rompen al crecer

  • Cambios de color o textura

  • Crecimiento más lento

Si bien hay varias posibles causas (como contacto frecuente con agua o productos químicos), la falta de nutrientes son una de las más comunes y subestimadas (1).

Nutrientes clave para la salud de las uñas

A continuación, vemos los principales nutrientes que participan en el fortalecimiento de las uñas y lo que puede ocurrir cuando no los consumes en las cantidades suficientes:

  • Biotina (vitamina B7): Favorece la formación de queratina. Su déficit se ha asociado con uñas frágiles y quebradizas. Se ha visto mejoría en la firmeza de las uñas después de su suplementación (2).

  • Hierro: Esencial para el transporte de oxígeno a la uña. Su deficiencia puede generar uñas delgadas, con forma cóncava o con líneas transversales (3).

  • Zinc: Participa en la replicación celular. Su falta puede producir manchas blancas, estrías o crecimiento lento (4).

  • Vitamina A y C: Importantes para la regeneración del tejido y la síntesis de colágeno, clave para la estructura de la uña (5).

  • Proteínas: Fundamentales para la producción de queratina. Dietas con bajo aporte proteico pueden traducirse en uñas frágiles y sin brillo.

¿Necesito suplementos?

En algunos casos, cuando hay deficiencias nutricionales o la alimentación no es suficiente, los suplementos pueden ser una buena opción, siempre indicados por un profesional. Un estudio reciente mostró que tomar biotina (1 mg al día) junto con vitamina B6 (100 mg al día) durante tres meses ayudó a mejorar de manera significativa las uñas frágiles y quebradizas en la mayoría de los casos, sin efectos negativos. Esto muestra que, a veces, usar vitaminas combinadas puede funcionar mejor que tomarlas por separado siempre y cuando se necesite y no se tomen en exceso (5).

Lo que puedes hacer desde hoy

Si quieres fortalecer tus uñas desde la alimentación, prioriza:

  • Huevos, carne, pescado y legumbres (biotina y proteínas)
  • Hígado, semillas de zapallo, lentejas (fuentes de hierro y zinc)
  • Frutas cítricas y verduras de hoja verde (vitamina C y A)
  • Frutos secos y cereales integrales
  • Hidratación suficiente (agua y alimentos con alto contenido de agua)

Además, evitar dietas muy restrictivas o modas que restrinjan grupos completos de alimentos puede ayudarte a mantener la salud de tu uñas a largo plazo.

Cambios en las uñas con la edad

Con el paso de los años, las uñas tienden a volverse más quebradizas y su crecimiento se vuelve más lento. Esto puede ser tanto por el envejecimiento natural como por una menor absorción de nutrientes o condiciones frecuentes en personas mayores. Se vio que más del 45% de los adultos mayores presentaban alteraciones en sus uñas asociadas con déficits nutricionales, especialmente de zinc y proteínas (6).

Mantener una dieta adecuada y adaptada a cada etapa de la vida puede marcar la diferencia en la salud de las uñas, incluso en adultos mayores.

¿Cuándo consultar?

Si notas cambios persistentes en la forma, color o grosor de tus uñas (especialmente si se acompañan de fatiga, caída del cabello o piel reseca) consulta con un profesional. A veces, una tema tan simple como una uña frágil puede ser la punta del iceberg de una deficiencia más profunda.

Mynu: Un aliado para descubrir tus necesidades reales

En Mynu utilizamos análisis genéticos y tecnologías de inteligencia artificial para identificar tus necesidades nutricionales únicas. Esto incluye predisposiciones a deficiencias de nutrientes clave, como el zinc, que afectan directamente la salud de tu piel, cabello y uñas. Si te interesa mejorar tu bienestar desde la raíz y sin adivinar, Mynu te entrega un plan personalizado y respaldado por ciencia. Comer bien también se ve y se nota en tus uñas.

Conclusión

Las uñas pueden ser un reflejo silencioso de lo que ocurre en tu cuerpo. Una Alimentación equilibrada, variada y rica en nutrientes es clave para su salud. Más allá de lo estético, cuidar tus uñas puede ser también una forma de cuidar tu nutrición.

Bibliografía

  1. Cashman, M. W., & Sloan, S. B. (2010b). Nutrition and nail disease. Clinics In Dermatology, 28(4), 420-425. https://doi.org/10.1016/j.clindermatol.2010.03.037

  2. Lipner, S. R., & Scher, R. K. (2017). Biotin for the treatment of nail disease: what is the evidence? Journal Of Dermatological Treatment, 29(4), 411-414. https://doi.org/10.1080/09546634.2017.1395799

  3. World Health Organization. (2011). Haemoglobin concentrations for the diagnosis of anaemia and assessment of severity. https://www.who.int/vmnis/indicators/haemoglobin.pdf

  4. Wessells, K. R., & Brown, K. H. (2012). Estimating the global prevalence of zinc deficiency: Results based on zinc availability in national food supplies and the prevalence of stunting. PLoS ONE, 7(11), e50568. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0050568

  5. Muallaaziz, M., Sabir, M., Jamil, M. S., Ahmed, H., & Shabbir, M. (2025). Biotin or pyridoxine versus combined regimen in treatment of onychoschizia: A retrospective comparative study. Journal of Drugs in Dermatology, 24(7), 687–693. https://jddonline.com/articles/biotin-or-pyridoxine-versus-combined-regimen-in-treatment-of-onychoschizia-S1545961625P7687X/

  6. Singh, G., Haneef, N., & A, U. (2005). Nail changes and disorders among the elderly. Indian Journal Of Dermatology Venereology And Leprology, 71(6), 386. https://doi.org/10.4103/0378-6323.18941


Cabello Débil y sin Brillo: Qué Comer para Recuperar su Fuerza

¿Notas que tu pelo está más débil, que se cae más de lo normal o ha perdido su brillo natural? No siempre se trata de un problema cosmético: en muchos casos, la salud capilar muestra lo que ocurre dentro de tu cuerpo. Una alimentación deficiente puede afectar de manera directa la estructura, crecimiento y resistencia de tu pelo. En este blog te explicamos qué nutrientes participan en tu salud capilar, cómo detectarlos a tiempo y cómo tu dieta puede ayudarte a fortalecer tu pelo desde adentro.

mujer come sano y por eso tiene un bello peloEl pelo como refleja lo que comes

El pelo no es la prioridad de tu cuerpo: cuando el cuerpo necesita priorizar nutrientes, como cuando comes muy poco o te enfermas, redirige nutrientes hacia órganos vitales, dejando el pelo como algo secundario (1). Por eso, problemas como fragilidad, pérdida de brillo o caída pueden ser un signo temprano de que no te estas alimentando correctamente.

En la caída del pelo relacionada con la alimentación uno de los tipos más comunes es el efluvio telógeno, básicamente los folículos pilosos entran en una fase de reposo por falta de nutrientes esenciales como hierro, zinc o proteínas (2). Esto genera que el cabello crezca con menos fuerza o deje de crecer.

Déficits comunes que afectan la salud capilar y tu pelo

Algunos déficits nutricionales se ven asociados a la caída del cabello y a su deterioro son:

  • Hierro: Un nivel bajo de ferritina (reserva de hierro) es una de las causas más frecuentes de caída del pelo, especialmente en mujeres jovenes (3).
  • Zinc: Participa en la división celular y síntesis de queratina. Su deficiencia puede generar pelo quebradizo y alteraciones en el cuero cabelludo (4).
  • Biotina (vitamina B7): Aunque no suele estar deficiente en personas sanas, su suplementación ha mostrado mejoras en casos de deficiencia confirmada, que puede causar adelgazamiento capilar y erupciones cutáneas (5).
  • Vitamina D: Su déficit se ha asociado a formas de alopecia autoinmune como la alopecia areata, aunque la evidencia es nueva (6).
  • Proteínas: Son el componente principal del cabello. Una dieta crónicamente baja en proteínas puede provocar debilidad capilar y caída (7).

¿Qué alimentos deberías priorizar?

No se necesitan suplementos caros ni fórmulas mágicas. Una alimentación equilibrada, rica en alimentos reales, basada en tus requerimientos y genética puede cubrir tus requerimientos y fortalecer tu cabello:

  • Legumbres y carnes magras (fuente de hierro y proteínas)
  • Semillas de zapallo y frutos secos (ricos en zinc)
  • Huevos y avena (fuentes de biotina)
  • Pescados grasos como salmón y atún (ricos en vitamina D y Acidos grasos omega-3)
  • Lácteos y vegetales de hoja verde (aportes adicionales de calcio y micronutrientes)

La clave está en la variedad. Cuanto más colorido y diverso sea tu plato, mayor será el espectro de nutrientes que aportas a tu organismo y a tu salud capilar.

La importancia del diagnóstico nutricional

Es importante entender que la caída del pelo puede tener múltiples causas, incluyendo factores hormonales, genéticos, estrés crónico, uso de fármacos o enfermedades autoinmunes (7). Por eso, antes de recurrir a suplementos o tratamientos sin indicación, es ideal realizar un chequeo completo que incluya:

  • Exámenes de sangre como hemograma y perfil férrico y vitamina D
  • Evaluación de tu alimentación
  • Revisión del historial médico y familiar

Esto permite identificar deficiencias específicas y tratarlas con mayor eficacia, evitando suplementación innecesaria o costosa.

Mynu y tu salud capilar

En Mynu sabemos que cada cuerpo tiene necesidades únicas. Gracias a nuestros análisis genéticos, podemos detectar si tienes predisposición a Bajos niveles de vitaminas como D, B12 o folato, o si tu metabolismo requiere mayor atención a ciertos micronutrientes relacionados con la salud del cabello. Nuestro enfoque personalizado, que combina tu genética con tus hábitos y objetivos, puede ayudarte a diseñar un plan nutricional eficaz para fortalecer tu salud capilar desde dentro hacia afuera.

Conclusión

El estado de tu pelo puede ser un reflejo silencioso de lo que sucede en tu interior. Más allá de lo estético, cuidar tu alimentación es clave para prevenir la caída, mejorar la textura y recuperar el brillo natural de tu pelo. Con una dieta equilibrada y el apoyo de un diagnóstico adecuado, puedes hacer mucho por tu salud capilar. Y si quieres ir un paso más allá, en Mynu te ayudamos a descubrir qué necesita tu cuerpo con precisión.

Bibliografía

  1. Almohanna, H. M., Ahmed, A. A., Tsatalis, J. P., & Tosti, A. (2019). The role of vitamins and minerals in hair loss: A review. Dermatology and Therapy, 9(1), 51–70. https://doi.org/10.1007/s13555-018-0278-6
  2. Malkud, S. (2015). Telogen effluvium: A review. JOURNAL OF CLINICAL AND DIAGNOSTIC RESEARCH. https://doi.org/10.7860/jcdr/2015/15219.6492
  3. Trost, L. B., Bergfeld, W. F., & Calogeras, E. (2006). The diagnosis and treatment of iron deficiency and its potential relationship to hair loss. Journal of the American Academy of Dermatology, 54(5), 824–844. https://doi.org/10.1016/j.jaad.2005.11.1104
  4. Kil, M. S., Kim, C. W., & Kim, S. S. (2013). Analysis of Serum Zinc and Copper Concentrations in Hair Loss. Annals Of Dermatology, 25(4), 405. https://doi.org/10.5021/ad.2013.25.4.405
  5. Patel, D. P., Swink, S. M., & Castelo-Soccio, L. (2017). A Review of the Use of Biotin for Hair Loss. Skin Appendage Disorders, 3(3), 166-169. https://doi.org/10.1159/000462981
  6. Darwish, N. M. M., Marzok, H. F., Gaballah, M. A. M., & Abdellatif, H. E. (2016). Serum level of vitamin D in patients with alopecia areata. Egyptian Journal Of Basic And Applied Sciences, 4(1), 9-14. https://doi.org/10.1016/j.ejbas.2016.12.001
  7. Guo, E. L., & Katta, R. (2017). Diet and hair loss: effects of nutrient deficiency and supplement use. Dermatology Practical & Conceptual, 1-10. https://doi.org/10.5826/dpc.0701a01

Alimentación para una Boca Sana: Tu Dieta, tus Dientes y Encías

Cuando pensamos en alimentación saludable, solemos enfocarnos en el peso corporal, el colesterol o el sistema digestivo. Pero una parte fundamental y muchas veces olvidada es la salud oral. Lo que comemos no solo influye en nuestros dientes y encías por contacto directo, sino también a través de la microbiota bucal, el pH de la saliva y el metabolismo de los tejidos de la boca. En este blog te explicamos cómo la dieta influye en tu salud bucal y qué alimentos pueden ayudarte a mantener una boca sana, sin depender únicamente del cepillo y la pasta dental.

mujer con una boca muy sana por su alimentación

Boca, saliva y bacterias: un ecosistema activo

La boca alberga más de 700 especies bacterianas distintas. Algunas son protectoras, otras son patógenas (es decir, pueden causar enfermedad). La alimentación, especialmente la frecuencia y tipo de carbohidratos simples que consumimos, tiene un impacto directo sobre el equilibrio entre estas bacterias y el riesgo de enfermedades como caries, gingivitis o periodontitis (1).

Además, el pH de la saliva juega un rol clave. Cuando ingerimos azúcares fermentables, el pH disminuye (se vuelve más ácido), y eso favorece la desmineralización del esmalte dental. La capacidad de la saliva para “amortiguar” esos cambios (lo que se llama capacidad buffer) se ve muy influida por lo que comemos y con qué frecuencia lo hacemos (2).

¿Qué enfermedades bucales se relacionan con la dieta?

Algunas de las patologías orales más comunes tienen una relación directa con el estilo de alimentación:

  • Caries dental: causada por ácidos producidos por bacterias que fermentan azúcares simples

  • Gingivitis: inflamación de las encías por acumulación de placa bacteriana

  • Periodontitis: forma más severa que afecta hueso y puede llevar a pérdida dental

  • Erosión dental: desgaste del esmalte por consumo de ácidos frecuentes, como bebidas carbonatadas, jugos ácidos o vinagres en exceso (3)

Además, déficits nutricionales pueden afectar a tus tejidos orales. Por ejemplo, bajos niveles de vitamina C aumentan el riesgo de sangrado gingival, y la deficiencia de vitamina D puede afectar la salud ósea que sostiene los dientes (4).

¿Qué alimentos promueven una buena salud para tu boca?

Una dieta enfocada en mantener la boca sana no se basa solo en evitar el azúcar. También incluye alimentos que estimulan la saliva, fortalecen los dientes y regulan la microbiota oral. Estos son algunos ejemplos:

  • Lácteos sin azúcar añadida (queso, yogur natural): ricos en calcio y caseína, ayudan a remineralizar el esmalte

  • Frutas y verduras crujientes (manzana, zanahoria, apio): estimulan la producción de saliva y actúan como “limpiadores naturales”

  • Nueces y semillas: fuente de grasas saludables, minerales y antioxidantes

  • Té verde o negro sin azúcar: contiene polifenoles que reducen el crecimiento bacteriano

  • Alimentos ricos en vitamina C (cítricos, kiwi, pimiento): fortalecen las encías y previenen inflamación

  • Pescados grasos (como salmón o sardina): aportan vitamina D y omega-3, beneficiosos para encías y tejido óseo (5)

¿Qué deberías limitar?

Hay ciertos alimentos y hábitos que, en exceso o mal manejados, pueden contribuir a la aparición de caries o enfermedades de las encías:

  • Bebidas azucaradas y jugos industriales: promueven la desmineralización

  • Alimentos pegajosos y de lenta disolución: como caramelos, gomitas o frutas confitadas

  • Consumo frecuente de snacks entre comidas: mantiene el pH bajo durante más tiempo

  • Bebidas energéticas o deportivas: tienen alta acidez y azúcar

  • Uso excesivo de vinagre o limón como aderezo: puede erosionar el esmalte si no se utilizan con otros alimentos

El impacto de la frecuencia y la combinación

No solo importa qué comemos, sino también cuándo y cómo. Comer cinco veces al día alimentos altos en azúcar tendrá impacto más negativo que consumir lo mismo en un solo episodio, hablando de salud oral, porque cada episodio aumenta el tiempo en que el esmalte está bajo ataque ácido (6).

Además, combinar alimentos protectores en la misma comida — como comer queso al final de una comida ácida — puede ayudar a neutralizar el pH y proteger los dientes.

Mynu: nutrición personalizada también para tu salud oral

En Mynu nos preocupamos por cada aspecto de tu salud, incluyendo lo que muchas veces se deja de lado: tu boca. Sabemos que una buena alimentación no solo es clave para tu digestión o tu peso, sino también para mantener dientes y encías sanos. Por eso, nuestros planes nutricionales pueden adaptarse a tus genética, hábitos, objetivos, intolerancias o sensibilidad a ciertos alimentos, considerando desde la cantidad de azúcar que consumes hasta tus hábitos de hidratación. Con Mynu, comer bien también es cuidar tu sonrisa.

Conclusión

Tu boca no es un sistema que está solo. Lo que eliges comer día a día afecta directamente tu salud dental y periodontal. No se trata de eliminar todo lo que te gusta, sino de entender cómo combinar y equilibrar tu dieta para proteger tu boca desde adentro. Porque una alimentación saludable también se refleja en tu sonrisa.

Bibliografía

  1. Marsh, P. D. (2010). Microbial ecology of dental plaque and its significance in health and disease. Advances in Dental Research, 8(2), 263–271. https://doi.org/10.1177/08959374940080022001

  2. Moynihan, P. J., & Kelly, S. A. (2014). Effect on caries of restricting sugars intake: Systematic review to inform WHO guidelines. Journal of Dental Research, 93(1), 8–18. https://doi.org/10.1177/0022034513508954

  3. Lussi, A., & Jaeggi, T. (2008). Erosion—diagnosis and risk factors. Clinical Oral Investigations, 12(S1), 5–13. https://doi.org/10.1007/s00784-007-0179-z

  4. Hung, M., Kelly, R., Mohajeri, A., Reese, L., Badawi, S., Frost, C., Sevathas, T., & Lipsky, M. S. (2023). Factors Associated with Periodontitis in Younger Individuals: A Scoping Review. Journal Of Clinical Medicine, 12(20), 6442. https://doi.org/10.3390/jcm12206442

  5. Li, H., Zou, Y., & Ding, G. (2012). Dietary Factors Associated with Dental Erosion: A Meta-Analysis. PLoS ONE, 7(8), e42626. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0042626

  6. Touger-Decker, R., & van Loveren, C. (2003). Sugars and dental caries. The American Journal of Clinical Nutrition, 78(4), 881S–892S. https://doi.org/10.1093/ajcn/78.4.881S